viernes, 17 de abril de 2009

Razones de este blog

Puedo decir que nací en San Juan, que vivo en Córdoba, que me gusta mucho viajar, ver películas, andar en bicicleta, que soy periodista y sigue la lista. Uno puede identificarse por su buena salud, por su enfermedad, por sus éxitos, sus fracasos y, en fin, por la parte de sí que mejor lo represente.

No suelo presentarme como el enfermo o el que fue operado, aún cuando esas dos experiencias sacudieron y de algún modo determinan mi vida. Lo hago aquí porque en esas experiencias surge el sentido de este espacio, y porque este espacio tiene, a su vez, ese sentido: que se plasmen experiencias, se potencien y juntas sirvan como una herramienta.

Así pues, todo cuanto relate o cuente sobre mi no tiene otro sentido que el de estimular a que otros haga lo mismo. Lejos de una catarsis o de un derrotero de lágrimas y lamentos, esto es una invitación al intercambio, a abrir el juego. De pronto nos pasó que andábamos en lo cotidiano, en lo nuestro, y un día un médico o un familiar nos dice que nos pasa esto y vemos la vida propia puesta, como una ficha, en un tablero perverso. Muchos recorrimos o estamos recorriendo el mismo trayecto y no estaría mal, pienso, que si hay una opción mejor que otra, si nos pasó y ya lo sabemos, que lo digamos, lo contemos y aquellos que están por el comienzo llegarán preparados y prevenidos a ese momento.

Pienso ir contando, en pequeños capítulos, distinas experiencias y episodios por lo que pasé, sin dejar fuera los sentimientos que reverberan por dentro en esos momentos. La aparición súbita de un tumor, un cáncer, un enemigo en el cuerpo, y la pelea que forzosamente uno debe enfrentar, tanto en la vida íntima y profunda de cada uno, hacia dentro, como en el escenario social, familiar y en los tratamientos, no es un camino aislado sino un hilo de mil extremos, que se dobla, cambia de forma y se estira todo el tiempo, según el entorno en que vivimos y no sólo -creo yo- por cuestiones estrictamente biológicas o por las manifestaciones del cuerpo.

Yo propongo que nos despojemos de las miradas y las lecturas ya establecidas y procuremos ir un poco más lejos. No somos, pues, un cuerpo solitario y enfermo, que se cura con cirugías o tratamientos. Sin ánimos de caer en misticismos que no acuerdo, sí creo que hay planos de la vida, torrentes que nos corren por dentro, por donde transitan ideas, amores, dolores y sueños, también las expectativas y los proyectos, corrientes poderosas que se manifiestan y nos hablan por el cuerpo. Las lágrimas, las risas y hasta las mejillas coloradas cuando sentimos vergüenza valen como pequeños ejemplos.

En síntesis, somos –creo– algo mucho más complejo que aquello que ven la ciencia y los médicos. Lo mismo digo para las religiones y los credos. Somos, cada uno, un universo fabuloso, inaprensible e inmenso que usa al cuerpo como un medio. Somos, nosotros mismos, como una bestia indomable que nos dan cuando nacemos, y que intentamos controlar a medida que crecemos. El título que le puse al blog, El Inpaciente, es un intento inocente e incompleto de negar aquello que nos dicen que somos, para pensar en algo más. Y la palabra alude además a alguien que busca, hurga y no se queda quieto. Lo de superhéroes es un homenaje que nos merecemos.

Por eso vale aquí publicar todo, lo que sea, noticias sobre el tema, sensaciones, pensamientos, porque todo está relacionado y nada, ni un pelo está suelto. Se puede hacer comentarios directamente sobre el blog o quien lo desee me escribe y yo publico su material, sus fotos, su fragmento.

Desde aquí mis gracias y todo mi aliento,

Federico

Y la vida continúa

Por Fabiola Heredia

Antes que nada quiero celebrar a los maravillosos Inpacientes por el coraje de transformar ese sufrimiento en misión alentando a otros.
De hace rato que quería escribirles para compartir con ustedes una historia...
Un día fui a una reunión de trabajo, las de siempre... Entre otras cosas trabajo por los derechos de l@s niñ@s y apareció un caballero que con su silencio y presencia llenó el espacio y me envolvió. Me envió un mensaje de texto a mi teléfono en un acto de arrojo que sirvió para enamorarme de su valentía. Realmente me sorprendió. Me acerqué y se lo dije. Él sonrió, me ofreció un chicle y me dijo: "Me gustás. Hace poco terminé una quimioterapia y tengo pensado hacer todo lo que desee en la vida. Quiero conocerte."
Eso fue hace casi dos años, desde entonces estamos juntos y bebemos la vida a borbotones. No dejó opción a mis intentos de escabullirme de la vida cada vez que me golpea la negligencia y la inercia del día a día.
Reforzó lo que creo y me ayudó a llevarlo a la acción. Cada día despierta nuevamente la intensidad de la existencia en las cosas más simples y él me ayudó a comprobarlo. Una vez me dijo: "llegué a pensar que este tumor fue lo mejor que me pasó". Y claro a veces comprendemos el valor de la vida cuando está bajo amenaza. Me dí cuenta de que no hay tiempo, que nuestra vida es como una partícula de polvo en la inmensidad del universo.
Él convive con el monstruillo y para mí es un fantasma que me recuerda lo frágiles que somos y de lo importante que es poder revelar lo verdadero en nuestras vidas y descartar lo transitorio que nos distrae de nuestra dignidad. Gracias a todos los que alentaron, cuidaron y respetaron a Federico. Gracias a su familia, amigos, amores y afectos. Gracias Federico por estar aquí, por ser mi compañero y amante en la vida.
Te amo
Fabiola

Médico y maestro

Por Marta

Tuve la oportunidad de conocer al Dr. Osvaldo Sinatra, uno de esos seres que logran por su sola presencia y la energía que irradian, curar nuestro espíritu. Todos sabemos que somos cuerpo, mente y espíritu y que cuando nos desarmonizamos, solemos tener malestares físicos diversos de acuerdo al talón de Aquiles que traigamos en nuestro bagaje. Lo traté durante dos horas en total-fueron suficientes- para que me trasmitiera su espiritualidad, lo sentí como un Maestro., yo acudía a la consulta por tener problemas de ansiedad y una relación particularmente difícil con mi hija Patricia. Cuando salí de su consultorio la primera vez, sentí que me desprendía de mucha carga y que me sentía muy bien, al punto que pude hacer un trabajo personal de repensar resentimientos, broncas, ira que tenía guardada y que tanto daño me hacía, somatizando de diversas maneras. Estoy muy agradecida a ese SER HUMANO, que sentí tan próximo. Hoy me siento mucho mejor. Soy una de las tantas personas que cuando se refieren a El, lo hacen desde el cariño y el mayor de los respetos.